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Es fácil caer en el error y confundir el diseño de interiores con la decoración. Ambos términos están muy vinculados, tanto que es habitual que las personas formadas para uno lo estén también para el otro. Sin embargo, es importante conocer los matices. El diseñador de interiores estudia el espacio para adaptarlo al gusto del cliente. Tiene conocimientos de arquitectura, de iluminación y de tendencias. La decoración, por su parte, consiste en embellecer los espacios con elementos como mobiliario, tejidos o plantas.
Deseño de Interiores puede estudiarse en las EASD de A Coruña, Lugo y Ourense. Los aspirantes tienen que superar una prueba propia de acceso. Son enseñanzas superiores que se estructuran en cuatro cursos. Los interesados deben tener sensibilidad artística, creatividad e imaginación, así como estar motivados para utilizar recursos tecnológicos nuevos.
Por su parte, los decoradores se forman en el ciclo superior de Proxectos e Dirección de Obras de Decoración, que en Galicia solo oferta un centro privado, el Aula D de Vigo. Son dos cursos que abarcan desde la utilización del dibujo y la composición volumétrica como medios de expresión hasta la comprensión de la historia y el lenguaje propios del diseño. Sus perspectivas laborales son amplias, proyectando o reformando locales o viviendas, o diseñando muebles, exposiciones, escaparates o escenografías.
Prueba específica
Las personas que no hayan superado el bachillerato tienen la opción de entrar realizando una prueba sustitutiva para medir sus competencias; después, todos los aspirantes deben superar una prueba específica de acceso para demostrar sus aptitudes, pues las plazas son limitadas. Deben ser personas creativas y con interés por la tecnología. Una vez terminada la carrera, los estudiantes serán capaces de dirigir equipos para ejecutar obras de diseño en interiores para viviendas, espacios comerciales, administrativos, culturales, educativos o lúdicos.
La nota de corte del curso actual (23/24) fue de 7,33 en la EASD Pablo Picasso (A Coruña), 6,86 en la Antonio Faílde (Ourense) y 6,39 en la Ramón Falcón (Lugo).